Sólo en contadas
ocasiones se tienen sueños vívidos, lúcidos y con sensaciones
extraordinariamente realistas. No quería despertar. Todo lo que
necesitaba lo tenía dentro de esa habitación....por supuesto, el
trago más amargo....es que no la conocía.....
La primera brisa de la
mañana mecía las cortinas que daban al balcón. El sol, fulgurante,
inundaba toda la estancia. Muebles color caoba y tabaco y contra la pared, una imponente cama. En la mesa, una botella de vino, fruta y dos
copas fruto de la noche anterior. Tumbados, uno contra el
otro, mi pecho recostado en su espalda...el olor a mar y el sonido de
las olas auguraban un placentero despertar..
Mi brazo rodeaba su
cintura, sus hombros se ensanchaban al ritmo de la respiración. Las
sábanas, completamente blancas, contrastaban con el color cobrizo de
su cabello. El olor de su piel era tan sugerente. No podía verla, no
sabía quién era, pero estaba seguro de que era ella. Cada segundo de
espera hasta tenerla conmigo había merecido la pena. El tiempo se
detenía a su lado y daba gracias por ello. Rezaba porque cada
segundo fuera una hora, cada hora un día, cada día un año..
Besaba su hombro y
acomodaba su larga melena mientras la susurraba "te quiero" cerca del
oido. Seguía dormida. Solamente deseaba poder mirarla, hablar,
besarle y contarle que ella es todo por lo que vivo y respiro...Pero no sabía
quién era, no recordaba haberla conocido, ni siquiera su
nombre, pero no importaba nada. Solo quería que aquello no acabara
nunca, que no desapareciera....era desgarrador el simple hecho de
poder perderla aunque fuera a través de un sueño. Pero afortunadamente
estaba calmado...la simple cadencia de su respiración bastaba para
apaciguar los latidos de mi corazón. Veía el azul del cielo a través del
jaspeado de las cortinas...ella estaba conmigo y eso es todo lo que necesitaba.
Despacio, fui hacia el balcón. La
inmensidad del mar y el horizonte con el sol más alto se
mostraban ante mí. Se había levantado y estaba conmigo, a mi
espalda...Sus brazos empezaron a rodearme y su cara descansaba en mi
hombro. La brisa columpiaba su cabello acariciando mi brazo. Los dos contemplábamos el color verde turquesa del
océano. Cerré los ojos cuando dijo algo que me llenó de paz...
…..Algún día me
encontrarás…..
El sonido del despertador
arrancó las imágenes que proyectaba mi subconsciente. Las ilusiones
y sensaciones eran como un jarrón contra el suelo...fragmentos
desperdigados e inconexos ahora que sabía que no estaba conmigo...... Una lágrima resbalaba en mi mejilla....
…...Algún día te
encontraré......